Existen muchos tipos de culturas, costumbres, hábitos y estilos de vida.
Pero es cada población la que diferencia todo esto. Es cada comunidad la que
hace distinguirse a una cultura de otra.
Yo vivo en México, en Guadalajara. Aquí, la cultura es diferente a la de
mi ciudad natal y, he de mencionar, tiene cosas que me agradan y desagradan.
Dentro de las que me desagradan, se encuentra el machismo; ése es el punto
número uno. El machismo es típico en mi país, pero aún más en el estado de
Jalisco.
Segundo, la cultura de “no pasa nada”, junto con el conformismo. Curiosamente éstos se ligan íntimamente. Explicaré porqué.
Según Lewis (en Lugo, 1985) el hacinamiento, promiscuidad, uso de la
violencia para zanjar cualquier diferencia o para "educar" a los niños,
golpizas frecuentes contra la esposa o la madre, alta incidencia de abandono de
hijos y esposa, autoritarismo y ausencia de privacidad, incesto, violación,
adulterio y bigamia, escandalizaron a las conciencias mexicanas, que prefieren
adoptar la actitud “hacerse de la vista gorda” ante los problemas que pueden
escapar al control familiar o social.
¿Cómo podemos solucionar esto? O mejor dicho… ¿tiene solución? Cada
individuo tiene el poder de decidir sobre su propia vida. El conformismo y “la
vida que me tocó” (“la cruz que me toca cargar”) pueden parecer sólo excusas ante
el temor o inseguridad de algo que no sabemos hacer o no conocemos. ¿Qué tanto
podrá costar el tomar un pequeño riesgo?
Si nos quedamos estancados en ése punto, probablemente nos estancaremos
en otros que tenderán a crear una cadena (círculo vicioso) en el que nos
atraparemos a nosotros mismos. Tenemos todo un universo de posibilidades, sólo
es cuestión de adoptar el que queramos.
Amenizando un poco el rato, dejo éste link con una canción de la cantautora mexicana Julieta Venegas.
Bibliografía:
Lugo, C. (1985). Machismo y violencia. Nueva Sociedad. N. 27 (Pp. 40-47).
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